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Testimonios

Acabo de leer una carta extraordinaria. No es cualquier carta. La escribió un gran amigo que tengo. Lo maravilloso de esta carta es, ¡que la escribió hace 19 años!, 19 años estuvo extraviada en el correo y hoy llegó el cartero y me la entregó en mano, ofreciéndome disculpas por el percance. Yo ya ni hice caso al cartero y casi le cierro la puerta en sus narices. Tomé la carta con manos temblorosas y observé por dónde la podría abrir. Con mucho cuidado la fui abriendo. Me sentía muy emocionado. Me senté y la leí. Sentí una alegría inexplicable. Era la carta de mi gran amigo....

Hace más o menos 6 meses que tuve la gran fortuna de tomar el curso de ADOLESCENTEANDO que imparte mi querido y gran amigo Fernando.

Conocí a Fernando un día porque le vendí una computadora y comencé a asesorarlo en computación. Me convertí en su asesor personal en computación.  Y a partir de ese día hemos sido grandes amigos. He tomado otros cursos que con una enorme facilidad prepara. Es de reconocer cómo puede transformar los problemas de la vida diaria en unos cursos fáciles de entender y que nos ayudan a manejar nuestros problemas. ADOLESCENTEANDO es uno de estos cursos maravillosos.

El Taller de Adolescenteando hace vibrar las fibras más íntimas de nuestra alma. Está dirigido a jóvenes adolescentes en los que les va a ayudar a poder comprender esta etapa tan difícil de la vida. Y también su adaptación para adultos, terapeutas, profesores, psicólogos o todos aquellos que alguna vez hayan sido adolescentes.

El curso de ADOLESCENTEANDO está lleno de magia. Es la magia de la vida. Son situaciones que no se pueden explicar. Si uno es creyente piensa en que hay un Ser Supremo que rige todos nuestros movimientos, cuida y nos orienta en la vida.

Fernando lleva el curso de una manera tan bonita porque primero nos invita a que recordemos lo maravilloso que fue nuestra etapa de adolescentes. Esa etapa en la que no nos preocupábamos por nada. Corríamos, jugábamos, nos peleábamos, tuvimos nuestro primer amor, en pocas palabras: Todo era vida y dulzura. Y es realmente hermoso recordar esa etapa de nuestra vida. Y también, tal vez, una etapa muy difícil porque por primera vez estamos conscientes de que vamos a dar el siguiente paso: Ser adultos.

Pero no nos preocupemos por esta etapa y quedémonos en la etapa que nos la pasábamos tan a todo dar.

Así es el curso de ADOLESCENTEANDO, nos invita a disfrutar una vez más nuestra etapa de adolescentes. Fernando nos va llevando a través de una travesía por la vida. Lo hace jugando, lo hace en serio. Nos explica nuestras dudas de juventud, nos orienta y trata de abrirnos los ojos para enfrentar la siguiente etapa.

Pero lo más maravilloso del curso es que nos invita a descubrir a un amigo. Un amigo que siempre nos ha acompañado y muchos de nosotros ni siquiera lo conocíamos. He ahí la magia del curso. Es realmente magistral la forma en que Fernando nos lleva a descubrir a ese “gran amigo” que nos quiere tanto y nunca, pero nunca, nos va a abandonar.

No quiero adelantar demasiado, de hecho creo que he hablado de más, por eso quiero invitarlos a que participen en el Taller de Adolescenteando; y ojalá, lo apliquen a su vida. He visto cómo mi vida y la de muchos han cambiado después de haber de haber tomado este curso.

Deseo de todo corazón, que vuelvas a vivir esa etapa tan maravillosa y que tu vida cambie y encuentres, como yo, al mejor amigo que nunca habías soñado tener.

RRE

 

NAVEGANDO

 Nací para navegar un viaje que nadie puede compartir, lugares, espacios, caminos y mi velero con un solo capitán, tripulante y pasajero, en uno solo deben estar.

Navegar hasta el infinito de cara al viento, sin importar la soledad para encontrar el horizonte, sin saber si el sol me encontrará, navegaré sin cesar con la esperanza de llegar a un lugar donde pueda mi velero descansar.

En la playa tomé una estrella de mar entre mis manos y se la entregué al mar para que pueda vivir, ella me quiere acompañar, desea navegar y solamente puede encontrar su lugar en la inmensidad del océano.

En mi velero solamente una estrella puede remontar una travesía a mi lado hasta el final, sin puerto, tejer mil sueños que solamente en el viento se pueden escribir, no hay puertos ni lugares seguros, solamente amaneceres con mil luces de las que cada día me tengo que alimentar sin saber si mañana vuelva la luz a despertar.

En puerto se está seguro y mi velero está en paz, su naturaleza es navegar y con pesar suelto mis amarras deseando quedarme, pero el mar me llama con sus tormentas, desafíos y atardeceres, en su inmensidad está mi corazón y tal vez se detenga un momento en algún otro puerto a reparar las velas y seguirá navegando sólo hasta el final.

Las olas apacibles de la playa me acompañan en mi sueño y al despertar el rugir del mar me vuelve a llamar, elevo las velas, tenso las cuerdas, adivino el horizonte y me vuelvo a enamorar de los sueños que en forma de ideales que Dios me regaló.